Esta preciosa zorrita ingresó a UFAS siendo muy cachorra. Una persona la encontró en un campo y la «rescató», sacándola de su hábitat. Por su corta edad se mantuvo en rehabilitación para asegurar que desarrollara las condiciones básicas para que pueda sobrevivir.
En UFAS convivió con otra zorrita de su edad y se criaron juntas, sin embargo, Miel desarrolló conductas de “impronta al ser humano”, es decir, se identifica con el ser humano y presenta apego hacia nuestra especie, perdiendo características propias de un zorro silvestre.
Por esta razón Miel llegó a vivir al Refugio, donde se ha convertido en una hermosa embajadora de su especie y compañera de Lycan.