Ella llegó de pichón al Zoo Metropolitano, donde la criaron hasta adulta y luego derivaron al Refugio para que nuestro equipo trabaje en su rehabilitación conductual, sin embargo, su crianza en cautiverio prolongada generó una fuerte habituación con los humanos. Esta tucúquere quiere mucho a los cuidadores del Refugio, con quienes conversa a diario, pero presenta comportamientos muy agresivos con otras personas y niños, por lo que se ha decidido que viva en cautiverio para evitar posibles problemas en libertad (ataques a personas).
Es una tucúquere muy conversadora y juguetona… encontró un hogar que le encanta en el Refugio, donde vuela libremente, conversa con cualquier animal vecino que encuentra y juega con todos los implementos que le entregamos.
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